Todos debemos aprender a ir por la vida cerrando círculos para poder avanzar y alcanzar las metas que nos hemos trazado en la vida, pues de lo contrario seguiremos empantanados dando vueltas y vueltas, como en un círculo vicioso del cual no salimos nunca.
El planteamiento lo hace el escritor brasileño Pablo Coelho, muy conocido por la abrumadora cantidad de libros publicados.
"La vida está para echarla hacia delante, nunca para atrás. Si andas por la vida dejando "puertas abiertas" por si acaso, nunca podrás desprenderte ni vivir lo de hoy con satisfacción. ¿Noviazgos o amistades que no clausuran?, ¿Posibilidades de regresar? (¿a qué?), ¿Necesidad de aclaraciones? , ¿Palabras que no se dijeron?, ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra capítulos. Dite a ti mismo que no, que no vuelven. Pero no por orgullo ni soberbia, sino, porque tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en esa oficina, en ese oficio".
Así es. Aprendamos a decir adiós... para siempre.
Dejemos al PRD minoritario en paz. Hagamos de cuenta que ya no cuenta más en nuestras vidas. Nada es para siempre. Juan Bosch, fundador y líder indiscutible del PRD un buen día renunció y formó el PLD. Peña Gómez, que sustituyó a Bosch en el liderazgo, se fue del PRD, como no cerró el círculo, volvió, como otros.
Esos eran otros tiempos. El PRD de hoy no es ni la sombra del PRD combativo y revolucionario que escribió páginas gloriosas en la lucha por la democracia y las libertades; el PRD de hoy es un PRD reducido, entregado al PLD y al gobierno; el PRD de hoy traicionó el pensamiento y la práctica de sus mártires y héroes; el PRD de Miguel es el PRD de Leonel, Danilo y Reinaldo Pared Pérez (Pechito).
Vayámonos en paz del PRD minoritario. Cerremos esa puerta sin pena, pero con mucha vergüenza y dignidad. Ese PRD está muerto. Lo mató la traición y el odio, la ambición y el gansterismo. Dejemos que ese cadáver siga pudriéndose sin que su pestilencia nos impida respirar aire fresco. Dejemos a Miguel con su putrefacta corbata azul junto al indigno Leonel Fernández. Y que ambos terminen en el infierno de la historia.
Cerremos ese círculo maloliente. Ese muerto no es de nosotros. Pero si alguien lo cree suyo, no hay razón para el llanto ni para el luto. No hay que vestir de negro. Ese PRD no es nuestro PRD. Ese es un engendro de Leonel y Miguel.
Dediquémonos a formar y fortalecer el Partido Revolucionario Mayoritario (PRM). Hagamos del PRM la principal fuerza política del país. Construyamos el Frente Amplio de Oposición denominado Convergencia, para derrotar la dictadura de partido único de Leonel, Danilo, Reinaldo y su lacayo Miguel.
Hagamos otra historia. Escribamos otra canción, cantemos otro himno, hagamos otra bandera. Las sociedades son cambiantes, dinámicas. Nada es eterno. Todo se transforma, todo lo que vive, muere. El materialismo histórico y dialectico así lo enseña.
Cerremos círculos. Dejemos el pasado en el pasado. Dejemos que las heridas de la traición cicatricen dentro del PRM y la Convergencia. Marchemos unidos con un nuevo rostro para forjar con nuestra lucha cotidiana un futuro luminoso de paz y bienestar social.
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