Felicidades a todas la mujeres de la tierra!!!
La mitad de la población mundial
está conformada por mujeres y niñas; la República Dominicana no es la
excepción. Las sociedades avanzadas capitalizan
totalmente esa mitad de sus recursos humanos porque no toman el riesgo de
perder su mayor potencial competitivo.
Por ello es que a la mujer dominicana se le debe tomar cada día más en
cuenta.
El Estado debe entender que la
participación igualitaria de las mujeres con respecto a los hombres en todos
los aspectos es una condición fundamental para crear una sociedad competitiva y
próspera y concretizar su compromiso de educación. En este sentido debe
entender que las campañas de orientación deben de ser mas contundentes y que
las mujeres, sin compararlas poéticamente con los pétalos de rosa, somos seres
humanos con la capacidad no solo de reproducir sino también de reconstruir de
manera sostenible nuestra maltrecha economía.
Tenemos la Ley 24-97 creada para
proteger a la mujer de la no violencia de géneros y el abuso sexual. Llevarla a la práctica en nuestro país es
todavía difícil. Por ello, dicha legislación debería ser mucho mas ponderada y
efectiva, para lo cual sería conveniente agregarle un párrafo que promueva la
igualdad de género como derecho humano básico, al igual como se hace en las
sociedades desarrolladas en las que prevalece la igualdad de género, piedra
angular del desarrollo.
De adultos somos lo que aprendimos
en la niñez. Por lo tanto, el concepto y aplicación de la educación sexual
básica es y seguirá siendo el eje principal de todo este engranaje social. Hasta que no terminen los escándalos que a
diario se escuchan o se leen en la prensa sobre violaciones a niñas y adolescentes,
agresiones sexuales o verbales, acosos e
indiferencia en contra de mujeres, dicho concepto seguirá siendo inútil y no una
realidad.
En nuestro país ser mujer aún es
una difícil y dura condición. Somos objeto de chistes, comentarios sexistas y
machistas, atracos fáciles e incluso somos sinónimo de inutilidad. Cuando guiamos un auto si lo hacemos mal
escuchamos la expresión «tenía que ser mujer» y si lo hacemos bien «esta mujer
maneja como un hombre». Al salir a la
calle recibimos insultos solapados tales como: «Adiós mami» y si tenemos canas
somos igualmente despreciadas porque pasamos a ser una «maldita vieja».
Los halagos masculinos públicos
son vistos en nuestro país como algo normal.
En sociedades avanzadas, sin embargo, son considerados acoso sexual»
pues detrás de esos "piropiadores" se esconden abusadores y provocadores.
Esto no es degeneración cultural
sino mas bien lo que yo llamaría «mala educación», pues piropos asi denotan desprecio y cultura patriarcal. Simplemente por eso digo: ¿Hasta cuándo?
Los asesinatos y abusos de mujeres
tiene su origen en la falta de seguridad y la callada impunidad, las cuales se
incrementan como sinónimo de brutalidad. Es por ello que los gobiernos tienen
la mayor cuota de responsabilidad, porque no aplican la Ley de manera
contundente. Por otro lado, la sociedad
muchas veces nos obliga al silencio; por verguenza y pudor son muchas las
mujeres que guardan esos temas bajo el cobijo de su almohada, por temor a ser
llamadas provocadoras e insinuantes.
Es muy fácil decir que «tenemos
que cambiar nuestra mentalidad», pero las cosas no se logran de un día para
otro. Hay que tomar en cuenta que esas
conductas agresivas de hoy fueron aprendidas durante la niñez. Por lo tanto,
debemos empezar cambiando nuestro sistema educativo a fin de enseñar desde temprana edad, en la escuela y
el hogar, el respeto a la mujer y la no violencia externa e intrafamiliar, para
construir una mejor sociedad.Definitivamente, es un problema de fondo y forma.
La violencia hacia nuestras
madres, hijas, hermanas y amigas, denotan que la sociedad dominicana ha llegado
a extremos de ser considerada enferma. Existen graves problemas cuyas soluciones
requieren enormes esfuerzos porque sin darnos cuenta ha habido una devastación
de los recursos morales, humanos,
naturales y culturales, llegando a proporciones extremas, provocando los
problemas que hoy vivimos, entre ellos miseria, vandalismo, corrupción,
violencia, degradación de nuestra calidad de vida e irrespeto.
Para que nuestro país logre la
igualdad de géneros, debe de ir al encuentro de esos altos estándares de
igualdad, propiciando para la mujer participación y oportunidades económicas con salarios y
acceso a empleos cualificados, ayudándola
a superar su nivel educativo hasta lograr que cada mujer tenga derecho y acceso
a la educación básica y superior, mayor esperanza de vida, respeto y salud. Además, para lograr que este sector tenga una
amplia representación en las estructuras de poder y tenga participación en la toma
de decisiones.
Ha quedado demostrado que las
mujeres no somos un adorno. Somos
especiales; por ello Dios nos ha enviado a este plano en gran mayoría, como seres
despiertos y conocedores de nuestro rol en este encuentro.
Mujer dominicana, amate mucho y valórate
más!!!
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