- Hay que ser muy ingenuo, o fingir serlo, para creer en los resultados
de la investigación que realiza la comisión designada por el presidente
del PRD, Miguel Vargas Maldonado, para investigar las agresiones a
periodistas que se produjeron durante la celebración de la XXX
Convención Ordinaria y establecer las debidas responsabilidades. Porque
lo cierto es que esas indagatorias, y el consecuente sometimiento a la
justicia de los responsables de esas agresiones, corresponde a las
autoridades del Estado, que no pueden seguir jugando a hacerse las
desentendidas con el "problema PRD" porque, en definitiva, están jugando
con la salud de esta frágil democracia y el sistema de partidos sobre
la que se sostiene. Permitir que sean los perredeístas los que
investiguen el lío que ellos mismos propiciaron es una grotesca farsa
destinada a ganar tiempo y terminar "dejando eso así", como también lo
es que los diputados investiguen las trapacerías de sus colegas o que la
Policía haga lo propio con los intercambios de disparos que la llamada
institución del orden ha convertido en su sello distintivo y
característico. Pero el que quiera participar en el sainete que
protagonizan los miembros de esa comisión, o sumarse al coro que de
manera abierta o embozada aprovecha el penoso espectáculo ofrecido por
los perredeístas para echar tierra sobre el ataúd del PRD, están en todo
su derecho, sobre todo si les conviene política o económicamente. Quien
les escribe insiste en que corresponde a la Policía Nacional y su
actual jefe, el mayor general Manuel Castro Castillo, realizar esas
pesquisas, y no a una comisión que es legítimo presumir parcializada.
Siempre y cuando, desde luego, exista voluntad política de sancionar a
quienes, en su propósito de impedir que el país se enterara de lo que
ocurría en una convención que fue todo menos democrática, arremetieron
también contra periodistas, fotógrafos y camarógrafos.
http://hoy.com.do/la-comision/autor/claudio-acosta/
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