El gobierno del presidente
Leonel Fernández invierte 700 millones de pesos mensuales, más de ocho mil al
año en medios de comunicación, líderes de opinión, reporteros de la capital y
corresponsales de todo el territorio nacional, lo cual le permite manipular las
informaciones, crear corrientes de opiniones favorables y mantener secuestrada
la mal llamada Opinión Pública. Una red nacional de periodistas que supera los
mil 500, recibe dinero del erario. Según denunció el doctor Ricardo Nieves en
el Gobierno de la Tarde de la Z-101, periodistas de provincias están recibiendo
entre 200 y 300 mil pesos para reforzar el trabajo de la campaña electoral
oficialista. Los medios de comunicación que forman parte del cuerpo del delito
en los expedientes de los bancos quebraros son utilizados y dirigidos por
personeros pagados por el gobierno. Periodistas de radio, televisión y prensa
escrita han sido convertidos en millonarios a través de la publicidad estatal,
asesorías, obras del Estado y otras formas de corrupción. Nunca como hoy, los
medios de comunicación habían estado tan mediatizados ni tan censurados por el
dinero del gobierno. Los que compran y corrompen periodistas desde posiciones
del Estado se quejan por el poco espacio de independencia y liberad que existe
en los medios alternativos.
El Ministro de Información,
Prensa y Propaganda del gobierno escribió un artículo quejándose amargamente
del papel que están jugando los periódicos digitales, a los que acusa de dañar
la reputación de funcionarios honorables y decentes sin tomar en cuenta la
presunción de inocencia, como la del "corrupto patológico". El Ministro asegura
que "hay una invasión de anti valores en las versiones de periódicos digitales,
que trata de hacer una labor de "información" diaria, sin ningún rigor
profesional y ético, influenciados por la desfachatez, la desconsideración y la
falta de respeto, copiada de otros. Esa labor "informativa" tiene una sola
misión: Difamar e injuriar hasta dañar la reputación de personalidades, no
importa su trayectoria o si el aludido tiene familia". (Señor, no me hagas reír
que tengo los labios partidos) El señor Ministro acusa de no tener rigor
profesional ni ética a comunicadores del nivel profesional y ético de Margarita
Cordero, Ivonne Ferreras, José Tejada Gómez, Fausto Rosario Adames, Saúl
Pimentel, Rosendo Tavares, Alonso Rijo y Robert Vargas, entre otros. ¡Qué
ironía! ¿No?
El antiguo reportero del
periódico El Nacional, que maneja cuantiosos recursos económicos del Estado, se
queja de los periódicos digitales que no están bajo la influencia del gobierno;
medios que han roto el cerco económico y político del gobierno corrupto e
inmoral que padecemos los dominicanos.
La mayoría de los periódicos
digitales no están atados a los grupos de presión económica, ni al gobierno. Ni
siquiera a los partidos de oposición. Ellos publican muchas veces los que otros
no hacen, porque su nivel de independencia es cada vez mayor. Casi todos los
periodistas de algún nivel tienen sus propias páginas, su blog o correos
electrónicos que les permiten difundir sus informaciones o sus opiniones. Y eso
es un problema para el gobierno corrupto al que le sirve incondicionalmente el
Señor Ministro.
Gracias a los periódicos serios
como El Nacional, a los digitales que dirigimos un grupo de periodistas, el
gobierno no ha podido ocultar los últimos escándalos de corrupción, crímenes y
narcotráfico. Todo ha sido publicado, incluso las fotos del presidente de la
República dando el primer picazo en la Torre Atiemar, y la de Palacio Nacional con Arturo del
Tiempo Marqués y su hijo. Gracias a ese trabajo ético, moral, profesional,
aunque le duela al Ministro de Información y no sé cuantas vainas más, el
pueblo dominicano está bien informado sobre los vínculos del gobierno con "el
bajo mundo".
Lo parece lamentar el Ministro
es que todos los periódicos y todos los periodistas y comunicadores no estén en
la Red del Palacio o en la nómina pública. Le duele que se publique y se diga
toda la verdad sobre lo que está pasando en nuestro país; la verdad sobre la
complicidad del gobierno con la corrupción y el narcotráfico. La mordaza
económica no ha podido impedir que las informaciones fluyan de un modo o de
otro. Para desgracia del Ministro de información y no sé cuantas vainas más, no
todos los periodistas, ni todos los medios de comunicación están en venta. No
todos tienen precio.
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